Hoy desperté recordando unas de esas extremas tandas  maratónica  pero ricas que una hace como chica Scort con los clientes VIP.

Javier es un tipo casual, deportista, todo un hombre de negocios con muchas amistades y con unas ansias locas y extremas de vivir siempre teniendo sexo, solo piensa en eso culear. Claro, el cabro es atractivo, flaco, definido corporalmente, de ricos muslos, todo depilado, largos dedos y un señor péndulo que cuelga entre sus piernas, descapotado y ultra venoso.

Yo soy Ingrid, escort de Las Condes, tengo 29 años de edad, me llaman la felina de la noche, ya que todos mis shows son trajeados con accesorios y telas de piel de tigresa, colita de cuero, cintillo con orejitas y les maúllo en la patica de la oreja.

Tengo un cuerpo bien atractivo, atlético, de piel morena, cabellos largos, bien negros, tetas y culo grande y soy toda una fiera en la cama.

Mi amigo Javi, me contrató para ser mi domador, me llevó a un hotel cinco estrellas y allí, al verme como su gatita en celos, se desnudó mientras yo gateaba con la colita parado en cuatro patas.

Me dio cachetadas con su potente pico, me escarbo todos mis agujeros con sus enormes y rápido dedos y luego me dio ricos y excitantes latigazos por la espalda, muslos y abdomen. El acostumbraba a practicar el masoquismo con algunas de sus escort

Me puso en cuatro patas sobre la cama y con la misma me propinó una mamada simultánea de concha y colita que hizo que se me desmayaran las piernas y acabara en su boca.

Luego empezó a culiarme por la boca, metiendo su tieso y balbuceante miembro hasta el fondo de mi boquita. Por algo me dicen que soy la mejor garganta profunda de Santiago. Yo le chupe lentamente ese divino tesoro, incluyendo sus cocos y la entradita de su cola.

Varias veces aguantó las ganas de acabar y me orinó el cuerpo como marcando su territorio. Me pedía que le maullara como una loba y lamiera su cuerpo como una gata ardiente.

Después se montó sobre mí en cuatro patas y comenzó a embestirme sin ninguna compasión. Me alaba los cabellos y me culeaba muy duro, simultáneamente me daba nalgadas fuertes y por el cuello me pasaba su lengua y me mordía. Su agitación era muy acelerada y yo jadeaba mucho sin parar.

Así caí rendida de largo a largo en la cama. Me abrió todas las piernas como formando una X, y me lo clavó duro por mi cola. Entre tantos vaivenes no tardó en eyacular. Su chorro de leche caliente salió disparado dentro de mí y se quedó pegado en mi culo sin sacarme el pico.

Me besaba el cuello, cara, boca, espalda y se fue excitando nuevamente. Nos pusimos de pie sobre la cama y arregostándome a la pared, me cogió aprisionándome contra ella. Me comía con desenfreno las tetas, me penetraba muy duro mientras que, con tres dedos me masturbaba el culo.

Yo acabé varias veces seguidas y quedé casi sin fuerzas desmayada; pero él seguía culeándome muy fuertemente hasta que de nuevo sentía sus madres acabadas.

Después se arrodilló para mamarme la concha que chorreaba su semen y quedamos tendidos en la cama.

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