Una experiencia fascinante siempre me viene a la mente, en la misma intensidad de esas innumerables y calientes mamadas que nos dimos en un frenético encuentro sexual.

Esto fue con un joven llamado Miguel de unos 32 años de edad, flaco, alto, simpático, de grandes ojos, largos y gruesos dedos, una lengua muy diestra y un sexo en todo su esplendor, pues este cabro me contrató como su chica escort para pasar un fin de semana con él.

Él me había visto y coleccionado mis packs de húmedas fotos y su mente viajaba al imaginarlas, haciendo realidad sus chorreantes sueños. Era mi fan Numero 1.

Soy Marilyn, una VIP morena, de cabellos largos, tatuajes en mi cuerpo, divinas y musculosas piernas, piercing en mi lengua, carnosas tetas y culo y una vulva, grande, rosadita y muy húmeda.

Miguel me llevó a su hotel de costumbre donde pasamos viernes y sábado corrido, sólo besándonos, dándonos mucha lengua por todas partes, jugando con las cálidas salivas, intercambiándonos ricos fluidos sexuales, dejando todo empapado por todas partes y haciéndonos el amor de múltiples formas y ritmos.

Allá fuimos dos náufragos del sexo y la pasión. Comenzamos a chupar nuestros cuerpos con largos y apasionados besos succionadores que nos pusieron la excitación a mil. Nuestros cuerpos se erizaban, la piel se ponía toda roja, nos recorrimos cada centímetro quedándonos pegados justo en nuestros sexos y ahí se dejaron venir rápidamente todas y cada una de las múltiples acabadas que tuvimos, siempre suprimiendo la penetración en mi cuca y en mi culo hasta el final.

Su boca se apoderó de mi sexo, abrazándome con fuerza entre sus brazos para no dejarme escapar y me metía su taladrante lengua en mi ser hasta más no poder. Yo me revolcaba de placer, gemía, gritaba, me venía una y otra vez en su boca, mientras su grueso miembro parecía explotar.

Nos dimos un largo y asfixiante 69, donde nuestras acabadas resbalaban por nuestros labios y rostros. De vez en cuando hasta nos intercambiamos esos calientes jugos de nuestros sexos de boca a boca. Nos reponíamos y seguíamos teniendo sexo, a veces pasivo, otras muy activo, rudo y hasta violento.

Lo hicimos de múltiples maneras y ambos nos fuimos arrebozados, yo de su leche, de la cual no perdí ni una gotica y él con mis agüitas que siempre bañaron su cara, pecho, sexo y manos. Disfruto y se lamio el agua de mis skirts

La cumbre de estas acabadas fue cuando teniendo mi vibrador con toda su potencia clavado en mi culo, mi querido Miguel me penetraba y castigaba desesperadamente mi conchita, con su látigo de carne, haciéndome que de nuevo acabará de chorros sobre él.

No dudes en visitar el sitio principal Linda Escort.

Categorías: Noticias