Paulina, la sexi azafata en las alturas

Yo llevaba varios años con unas ganas tremendas  de convertirme en una libidinosa puta, en una especia de diosa del sexo aéreo, quería ser una señora escort de gran reconocimiento y reputación y por supuesto viajar y ganar mucho dinero.

Soy hija de padre brasileño y madre chilena. Mi nombre es Paulina, y mi gancho es que soy una despampanante morena tropical, con la piel tostada por el sol, de cuerpo rico, bien formadito, un culo super redondo y apetitosamente sexi, muy parecido al de las jugadoras de voleibol de la selección olímpica de Brasil. En mis comienzos fui azafata. Trabajé mucho tiempo en la aerolínea VARIG, y luego un par de años en LATAM Chile, pero con el tema de la pandemia me quedé sin pega, cesante por un largo tiempo. Y fue allí que me decidí por esta profesión de escort y masajista profesional en Santiago de Chile.

Desde mis comienzos como azafata de la línea aérea brasileña, varias veces pasó por mi mente ser un escort, tanto por mis atributos físicos como por las enormes ganas de explotar al máximo mi sexualidad y mi erotismo sudamericano que tanto enloquecía a mis “pasajeros”.

Me excitaba mucho cada viaje que hacía y sentir las miradas lascivas de muchos pasajeros  que me desnudaban con sus miradas,  me decían cosas muy sexis y eróticas a veces subidas de tono en pleno vuelo a más de 21 mil pies de altura. Les cuento que en una ocasión no aguanté las ganas de tener sexo con un pasajero otoñal colombiano muy apuesto bien dotado, y caí en sus redes antes sus insinuaciones en pleno vuelo hacia Sao Paulo, Brasil. Entonces, cuando todos descasaban y dormían luego de la medianoche, nos metimos a besarnos  en uno de los baños de la cola del avión. Pero, cuando el empezó a meterme mano y a desvestirme, estando ambos encendidos al rojo vivo, lamentablemente nos sorprendieron varias de mis compañeras azafatas. Y como castigo me expulsaron altiro de esta prestigiosa aerolínea. Al poco tiempo luego de visitar la página web de lindaescort.cl fue que me entusiasmé y di el salto a mi emocionante pega de escort.

Uno de mis primeros clientes fue por casualidad un tierno amigo expiloto de LATAM con el cual había trabajado en repetidas ocasiones por los cielos suramericanos. El se llamaba Sergio y siempre me había gustado de pies a cabeza desde que lo vi por primera vez, me encantaba su perfume, su elegante forma de vestir, su linda y sexi cabellera, su voz gruesa…en fin todo… Ahhh y por supuesto el enorme bulto que se le formaba debajo del pantalón. Entonces, tal cual como si fuéramos a hacer uno de esos viajes intercontinentales, me puse mi uniforme de azafata erótica, el cual consistía en lencería con encaje floral, la falda más corta y sexi que tenía, medias negras semitraslúcidas, tacones que destacaban mis muslos y hermosas piernas, y como plus una polera de seda blanca casi transparente, debajo de la cual se notaban mi sexi sostén vino tinto y por supuesto mis pezones paraditos.

Llegamos al hotel y altiro me puse a la orden de mi capitán, me pidió de entrada un rico sexo oral, luego una sesión de masajitos con aceites aromáticos estimulantes y para cerrar con broche de oro una posición del KamaSutra de incógnita. Ya que no me la diría hasta que llegara el momento de hacerla. De entradilla nos dimos unos largos y ricos besos de novios apasionados, le bajé los pantalones cuando ya entramos en calor, y al fin pude disfrutar de aquel miembro enorme y venoso, duro como un hierro, dispuesta a chupárselo y a comérmelo todo, poco a poco. Luego, le hice par de masajes tailandés y uno francés para quitarle el estrés. Y para cerrar la noche ardiente, mi hermoso capitán, me informó la posición de incógnita del KamaSutra que practicaríamos, la cual era la del “perrito” o  en cuatro patas. Altiro, me puso en cuatro y empezó a darme poco a poco, tiernamente por el culito y fue acelerando hasta imprimirle la máxima potencia a su avión y así terminar con su voluminoso y potente miembro dentro de mi culo. Tuvo una larga y rica acabada de su leche calientita dentro de lo más profundo de mi cola. Yo gemí y grite del placer como una perra durante casi medio minuto, y él cayó tendido en la cama dormido, agotado de tanto placer sexual que le di. Fue sin duda el mejor viaje aéreo carnal y sexual que habíamos tenido.

¡Qué suerte de este hombre de tener a esa chica! Esperamos tener mas colaboración de estas escorts en Santiago.