Partamos por lo básico: ¿qué es el «Síndrome de Burnout»?

Este síndrome está relacionado directamente con el cansancio o el abatimiento que podemos llegar a padecer al intentar algo varias veces, sin éxito. Su nombre, proveniente del mundo anglosajón, se relaciona con la metáfora de sentirse «quemado», aniquilado y absolutamente desmoralizado. Como podemos ver, este síndrome afecta el estado emocional de las personas y acaba perjudicando muchísimos aspectos de nuestra vida, incluyendo la convivencia en pareja y el plano sexual.

Lo anterior se parece mucho a la definición de vivir bajo estrés y presión constante, sin embargo, la necesidad de definir este síndrome surge principalmente para clasificar el sentir de una persona que se encuentra muy agotada, al punto de experimentar un nivel de estrés que puede no ser compatible con el bienestar de nuestra salud mental.

Este concepto también ha ido ganando terreno en las relaciones de pareja, y suele utilizarse para detallar sintomatología asociada al agotamiento y la desmotivación.

El Síndrome de Burnout en las relaciones de pareja

Probablemente la mayoría ha escuchado más de una vez en su vida —o incluso pronunciado— frases del tipo: «Estoy demasiado agotado para lidiar con una relación en estos momentos, necesito espacio»; «Siento que doy todo por mi pareja, pero no recibo lo mismo. Me estoy fastidiando de verdad».

Cuando el síndrome de Burnout ataca el plano emocional y repercute sobre la vida en pareja, es muy típico que las personas afectadas se desahoguen empleando palabras de ese tipo. En general, son parejas decepcionadas y drenadas, han experimentado tanto pesar que llegan a perder cualquier tipo de interés por el amor o la intimidad, pues inconscientemente buscan protegerse y, por lo mismo, sienten temor a experimentar una nueva desilusión. La mayoría han luchado por mantener sus relaciones, pero se sienten estancados y sin esperanzas de seguir adelante, dado que no dejan de saborear una sensación de gran disconformidad en todo ámbito de sus vidas.

¿Se puede revertir? ¿Existe algún tratamiento?

Por supuesto que sí.   

Tal y como ocurre con otras patologías que afectan a nuestra salud mental, el síndrome de Burnout puede tratarse, e incluso se puede prevenir. Para lograrlo, primero debemos asimilar que algo le ocurre a nuestra pareja (o en caso de ser nosotros mismos los afectados, tenemos la obligación de aceptar que estamos padeciendo un problema). El saber decir «me está ocurriendo tal cosa y no estoy bien» siempre es el primer paso para avanzar hacia cualquier tipo de tratamiento. Una vez lo hemos aceptado y estamos dispuestos a encontrar solución, lo siguiente es expresarnos abiertamente a nuestra pareja; es primordial hablar con honestidad sobre lo que sentimos y permitir que el otro también exponga sus emociones.

El objetivo de esa conversación es dejar muy en claro lo que necesitas para sentirte menos agotado. Si requieres tiempo para ti mismo, por ejemplo, es importante que no lo omitas y lo declares con mucho valor. Recuerda que, pese a conocernos bastante, nuestra pareja no es adivina y si no les decimos lo que nos ocurre, ¿cómo podrá entendernos?

En resumidas cuentas: la clave para evitar padecer este síndrome recae directamente en la comunicación con nuestra pareja, por eso te aconsejamos expresarte con franqueza, que sepas reconocer tus falencias y las de tu amante. Procura siempre empatizar con el otro y esfuérzate por entenderle. De ese modo, ambos podrán hallar una solución y evadir las infames consecuencias del síndrome de Burnout.

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