Ayer Don Fabricio estaba celebrando sus 40 años y para el brindis con sus amigos más íntimos, me contrató como su chica Scort para entretener a sus invitados.

Soy Wendy, una joven de tan solo 30 añitos, delgada, morena de cabellos rojizos, tetas de ricos pezones y una  casi  perfecta cola redondito.

Mi Fabri es un macho  muy bello de ojos verdes, piel blanca, cuerpo depilado por donde se le mire y de unos músculos un tanto definidos.

Esta celebración era por todo lo alto y con toda su pandilla de unos 10 wachitos riendo, compartiendo, recordando sus anécdotas y travesuras de hombres en la que se intercambian hasta las mujeres.

A media noche cuando la fiesta estaba en su pleno apogeo, me hizo la seña para salir a   escena y al tiro deslumbré a todos casi desnuda para robar la atención de todos. Llevaba solo puesto unos hilos negros, mi cuerpo escarchado, pintura en los labios y con la misma me puse a bailar muy sensualmente, me fui rotando por los invitados con quienes intercambiaba muchos masajitos y cariñitos ricos.

Ellos me silbaban, me tiraban dinero, me recorrían con sus manos, intercambiamos besos apasionados y yo los estimulaba para lograr sus erecciones.

Empecé a bailar en el tubo y esos hombres enloquecieron al verme abierta de piernas y con la cabeza hacia abajo, gozaban como mi gran concha se abría en dos ricos pedazos.

Halé a mi cumpleañero Fabricio y lo fui desnudando poco a poco en el centro de la sala, nos besamos, me mamó muy rico las tetas, una primero y luego la otra, mientras su mano rápidamente me masturbaba.

Su enorme miembro estaba a reventar y me arrodille frente a él para comenzar una espectacular mamada. Los demás nos miraban, nos gritaban groserías y así comenzo a culiarme delante de todos ellos. Fabri me puso en cuatro patas y comenzó a penetrarme muy fuertemente, después me lo hizo de pie, tanto por delante como por atrás.

Muchos de sus amigos se masturbaban al vernos culiar delante de ellos, todo parecía como una competencia de sexo y eso nos excitaba mucho más.

Así ellos se fueron rotando y uno a uno me metió su pico en la boca, se los mamaba y volvían a sus puestos, mientras que a mí me seguían culiando.

Yo perdí la cuenta de las veces que tuve orgasmos esa noche y Fabri me echó su leche por mi cola y boca. Luego tirada en el centro de la sala, mientras seguía jadeando de placer, sus insaciables amigos se me acercaban y me echaban su leche encima.

Recibí esperma en la cara, en las tetas, en mi guatica, otros me vaciaron su leche directo a mi boca, en la entrada de mi concha, sobre las nalgas y en mis piernas.

Luego Don Fabricio me llevaba a la boca con sus dedos todo rastro de leche que tenia sobre mi cuerpo y yo chupaba sus manos para después levantarme y salir con aplausos.

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