En uno de esos días en los que aún no han contratado mis servicios, me puse yo misma a buscarlos y di con don Alfonso, uno de esos clientes VIP que a veces se pierde.

Al tiro estuvo encantadísimo por mi llamada y de una vez reservó para el mismo día. Conversamos muy rico, nos enviamos fotos hot y su apetito sexual se disparó en búsqueda de darnos un buen sexo duro, hot inolvidable y por intercambiarnos lluvias doradas.

Me llevó a un hotel cinco estrellas de la ciudad y comencé a darle mi stripper seductor para hacerlo desesperar.

Él es un hombre de 43 años, delgado, harto apuesto y un cuerpito definido gracias a sus ejercicios.

Yo soy Escarlet, chica escort de apenas 32 años, una flaca divina de cabellos rojos, pechos redondas y eréctiles pezones, un pubis depiladito con tatuaje de estrella fugaz y mi respectivo piercing en el ombligo. Mi colita es dura y firme, totalmente disponible para cualquiera que me desee comer por donde sea.

A mi hombre lo recorrí con mi lengua juguetona y jugosa, dándole divinos lengüetazos por todas partes, viendo como su piel se erizaba y su rico, tieso y gran miembro se derretía en múltiples lubricaciones.

Chupe todo lo de él, boca, labios, lengua, tetillas, ombligo, todo su sexo desde la cabezota de su pene, sus grandes cocos y ese culo que parecía un peluche peludo.

Al principio todo fue muy apasionado, lento y romántico, hasta que tomó el control de la situación y abriéndome las piernas de extremo a extremo, me dio la gran mamada del siglo a mi conchita, para luego castigarme con par de penetraciones anales con sus dedos.

No pude aguantar y acabé en su boca para que en medio de mi tembladera orgásmica  y sin dejarme descansar continuó culiándome fuertemente y sin compasión.

Primero me lo hizo por la boca, entonces su pico me propinó varias “gargantas profundas”. Luego me puso en cuatro paticas como perrito y me dio durísimo por mi humedecida y hot concha hasta que los dos acabamos simultáneamente.

Fue así que los dos pegamos un aullido de placer tan fuerte (como lobos en celo) que se se oyó en las habitaciones contiguas. Me dejó la vagina empapadita de leche y ambos nos dimos nuestra primera lluvia dorada.

Él comenzó a orinarme desde la conchita, mi abdomen, mis tetas para terminar en mi cara y boca. Después de probar sus calientes fluidos, me paré sobre él y colocando mi vagina en su cara le oriné de cabeza a pecho. Ambos nos besamos con una ternura y pasión descontrolada

Nos quedamos descansando un largo rato para tomamos unos refrescantes tragos y aprovechar para brindar por este primer encuentro erótico.  Una vez comenzamos a hacerlo de nuevo pero esta vez de pie. Me penetró por detrás y doblándome hacia abajo me colocó en cuatro patas para darme  nalgadas, halarme los cabellos, pellizcarme las tetas y metérmelo tanto por la concha como por mi colita.

Hubo un momento que ya no aguantamos más y acabamos simultáneamente  

Le mamé todo su pene y sus cocos, mientras me metía suavemente un dedito por mi cola, así caímos rendidos hasta el amanecer.

Akiles

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