Que divino ver mi galería de fotos en mi móvil y recordar a esos clientes que se han quedado tatuados en mí.

Suspiro con sólo ver de nuevo a don Humberto, un exquisito hombre todo peludo como un oso, de buen cuerpo, alto, musculoso, unas tetillas ricas, un cola redondita y entre las piernas en medio de esa selva de pelos, una tercera pierna que cuelga doblada a la izquierda y sin capucha.

Por cariño le digo Beto, ya que son incontables las veces que me he acostado sobre esa alfombra humana que me arropa y me cubre toda. Yo de tan fina estampa, delgada, alta, de carnes duras y redondas tetas, colita carnosa deliciosa, cabellos rojos y una vulva rica, carnosa, depilada y jugosa.

Soy Luly, una chica Escort con 12 años de experiencia en el mundo de las complacencias sexuales en Santiago y Beto mi cliente VIP que siempre le gusta que lo complazca en la cama, valiéndose de su espectacular sexo y de un vibrador gigante de 25 centímetros y de ocho velocidades con el cual me hace sentir y gozar dobles penetraciones con él.

La última vez me llevó a una suite de hotel espectacular y allí me volvió a devorar. Nos bebimos unas copas, me pidió que lo desvistiera y mientras él hacía lo mismo conmigo, nuestras bocas se besaban y comían una a la otra. Yo me revolcaba sobre sus pelos y frotábamos nuestros jadeantes cuerpos. Le mame y chupé desde la cara, el cuello, las tetillas y pectorales, el ombligo, los muslos, sus dedos, su enorme y babeante miembro, esas ricas y espesos cocos y por último su peludo culo.

Ese 69 fue fascinante con mucho desespero. Que divino recordar cómo me cogía por la boca y yo me atragantaba con su mástil de hierro.

Me dejó exhausta al soltar mi conchita que se vino en su boca y allí sacó aquel madre vibrador para penetrarme sin compasión por la vulva con todas sus velocidades, mientras él me cogía por el culo.

Sus embestidas eran brutales al verme tan agitada con esos espasmos orgásmicos que me propinaba. Me haló hacia la orilla de la cama y abriéndome totalmente las piernas de extremo a extremo, me dio una doble penetración con su pene y el vibrador mágico, ambos metidos en mi mojada concha

Yo tenía calambres por todo el cuerpo y ese hombre sudaba sobre mí como desliéndose, yo le chupaba todo y a su vez él se estremecía al contacto inmediato de su pene con los rápidos cambios de velocidad del vibrador.

Esa acabada fue inevitable y sus chorros de leche me invadieron por dentro. Me sacó rápidamente el vibrador y yo me vine de chorros sobre él, su miembro también se vino con sus orines calientes y ambos nos inundamos.

Quedamos derrumbadados pero felices y eso era sólo el comienzo para una interminable noche, en la que todo fue por partía doble y de orgasmos múltiples.

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Akiles

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