
Seguimos con las historias de una de nuestras escort en Vitacura.
Me llamo Camila, de Colombia, todos me dicen la “Camilita la de piel canela”, tengo recién cumplidos 27 años. Soy menuda, dulce, con unos ojos muy expresivos de color miel (mis clientes dicen que expreso muchas cosas eróticas solo con las miradas). Además de tener una cintura prodigiosa -quizás mi mejor encanto- soy súper caliente, sensual y erótica en la cama. Tengo el poder de hacer explotar sexualmente a los hombres cuando apenas me ven con ropa interior negra o camino hacia ellos con un vestido súper pegado.
Soy hija de Diplomáticos, y eso me ha ayudado mucho a tener muy buena educación, excelente modales, comportamiento social, y poderme graduar de profesora de idiomas en una universidad reconocida de Bogotá. Gracias a varias operaciones en los senos y en los labios, creo tengo los atributos perfectos para esta profesión, la cual me encanta, la disfruto al 110%, porque es muy lucrativa, me ha permitido viajar y he conocido a los hombres latinos más espectaculares y bien dotados en la cama.
Llevo más de 4 años trabajando como escort en Santiago, tengo casi 3 con Linda Escort y ha sido toda una bendición estar con esta organización
Recuerdo una experiencia muy hot y emocionante, que tuve con un hombre, alto ejecutivo de una trasnacional en Santiago. Él había pedido una chica colombiana exótica como yo. Subí hasta su habitación del hotel donde se hospedaba y él me estaba esperando con una fina botella de champan, ensalada de frutas diversas. Empezamos con la sesión de masajes sensuales de aceites calientes pasando desde el masaje tailandés hasta terminar en el francés. Y por último cuando que casi explotaba de la excitación, me quito la poca ropa que llevaba, me agarro por la cintura, abrió mis piernas tiernamente, me penetro con furia, me levanto y me llevo caminando en esa posición para terminar recostada contra la pared de vidrio que daba para la calle, y así lo hicimos un buen rato por delante y por detrás hasta terminar casi simultáneamente. Luego de este feliz y rico orgasmo, descansamos unos 25 min, tendidos sudorosos sobre la cama. Nos vestimos nos tomamos la mitad de la botella de champan y comimos esa rica ensalada de frutas. Cerré con broche de oro esa tarde con un jugoso pago en dólares. Y el cliente súper satisfecho quedo en llamarme siempre que viniera a Santiago por asuntos de negocios.
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